El camino comenzó hace 80 años. Un miércoles
12 de agosto de 1936 se promulgó la Ley 8433 que creó el Seguro Social en el
Perú y que cubría, principalmente, al sector de los trabajadores obreros en el Perú.
Fue durante el gobierno de Oscar R. Benavides.
Sin embargo, la norma promulgada no entró en
vigencia de inmediato. Fue recién en enero de 1941 cuando se inauguró el
Hospital Obrero, de Lima.
Don Antonio Robles San Martín, antiguo
trabajador de las diferentes entidades de seguridad social y fundador del
Seguro Social en el Perú –junto con otros 29 trabajadores- me contó que ingresó
a laborar el mismo día de la promulgación de la ley, cuando tenía 18 años de
edad, y desde esa fecha hasta el años 41 muchos de los trabajadores fundadores
se dedicaban a pegar la publicidad de la institución recién fundada, en los
paneles de las calles de Lima.
Por esa época, sus oficinas se ubicaron en la
esquina de Carabaya y Miró Quesada. Luego en el jirón Lampa con La Colmena. Ya
en años recientes en la avenida Grau y en el Edificio Lima, de la avenida
Arenales.
La primera ley otorgaba beneficios de salud y
pensiones, luego –a partir de los años 40- vendría el Seguro Social del
Empleado, otros regímenes como la Caja del Pescador, el FEJEP, el Fondo del
Chofer Independiente y la creación de algunos seguros complementarios como la
Derrama Magisterial.
En la década de los años 70, se produjo otro
hecho importante: la unificación de los seguros sociales obrero y empleado en
el Seguro Social del Perú y en el Instituto Peruano de Seguridad Social, IPSS. Esta
unificación se dio, además, con las Leyes 22482 (Salud) y 19990 (pensiones). Al
igual que en otros países de América Latina, significó la eliminación de la
discriminación entre los trabajadores obreros y empleados y la unificación de
sus derechos, obligaciones y entes de gestión.
El proceso de unificación en todo el Perú,
duró algunos años. Se dejó de lado lo del Hospital Obrero y del Empleado para
llamarse 1 y 2 y luego Guillermo Almenara Yrigoyen y Edgardo Rebagliati Martins,
respectivamente.
La década del 90 significó un cambio
sustancial con la incorporación del sector privado en la administración de los
sistemas. La creación de las AFP, el nuevo texto en la Constitución del 93, la
aparición de las Entidades Prestadoras de Salud (EPS), el cambio del Seguro de
accidentes de trabajo, entre otros, modificaron el esquema vigente. De igual
manera, el Sistema Nacional de Pensiones pasó a ser administrado por la Oficina
de Normalización Previsional (ONP), se creó el Seguro Social de Salud (EsSalud)
y, en general, el Estado pasó a tener sólo un rol supervisor en las entidades
privadas.
Los cambios en materia de pensiones se
produjeron también en muchos países de América Latina. Se siguió el modelo
chileno y, en algunos casos, con algunas diferencias.
Durante el primer gobierno de Fernando
Belaúnde, se promulgó el Decreto Supremo que dispuso la celebración del Día de
la Seguridad Social, el 12 de agosto de cada año.
Desde el año 36, de una u otra manera, se ha
tenido la intención de lograr una verdadera protección social, basada en el
principio de la solidaridad. Lamentablemente, aún no se cumple el objetivo,
pues, sobre todo, en los últimos años, se han generado un conjunto de críticas
contra las entidades y regímenes de seguridad social (salud y pensiones, pero
sobre todo, pensiones) que no permiten vislumbrar, al menos por el momento, que
las medidas que se vienen adoptando logren esa ansiedad y verdadera protección
social, en el país. Ese sueño, esa aspiración, que está cumpliendo 80 años.
Lima,
agosto de 2016
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